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Guía sobre agresión sexual para padres

Cuando hablamos de Agresión Sexual hablamos de una actitud o comportamiento que realiza un adulto con un menor con la intención de obtener satisfacción sexual. Esto implica actuación física y manipulación emocional y psicológica. La agresión sexual puede ser físico (tocamientos, penetración, introducción de objetos a través de sus partes íntimas) pero también psicológico. También es agresión sexual cuando un adulto se masturba delante de un menor o le obliga a presenciar escenas de contenido sexual.

Es importante también que los padres sepáis que la mayoría de los abusos a menores ocurren en el propio hogar o entorno cercano de los menores y los agresores, generalmente, son personas conocidas por ellos, las cuales tienen fácil acceso a esos menores. El silencio que rodea esta experiencia es lo que permite que la situación se siga manteniendo.

Las señales que pueden hacer sospechar que un/a menor está siendo agredido pueden ser:

  •  El menor se resiste a ir a determinado lugar o a quedarse con determinada persona
  •  Tiene pesadillas, se orina en la cama, tiende a tener comportamientos que antes no tenía o vuelve a etapas que estaban ya superadas
  •  Teme dormir solo
  •  Tiene trastornos alimentarios (come mucho más o mucho menos que antes)
  •  De forma repentina rechaza al padre o a la madre o a algún familiar de su entorno cercano.
  •  Baja su rendimiento escolar
  •  Cuando juega con muñecos, muestra entre ellos roces o movimientos que recuerdan el acto sexual
  •  Dibuja o escribe escenas con contenido sexual

TIENEN QUE DECIR NO Y LUEGO CONTARLO CUANDO:

  •  La situación le resulte extraña, algo no le guste (besos raros, quitarse la ropa en momentos inadecuados, pedirle que enseñe o toque partes de su cuerpo…). Da igual que se trate de alguien conocido o desconocido. Familiar o no
  •  Tenga miedo, no confíe, no esté a gusto…
  •  Le hagan daño
  •  Le traten de llevar a sitios a solas o se acerque alguien desconocido
  •  Hay que enseñar a los/as niños/as desde que son pequeños, adaptando el lenguaje como se hace en cualquier otra situación de prevención, a diferenciar situaciones normales y positivas de contacto y afecto, de otras situaciones “raras”, “feas” o que pueden “hacer daño” y también a enseñar a decir no a estas últimas.
  •  Así mismo, es necesario hacer hincapié en que cuenten todo lo que les pase que les preocupe, les asuste, les haga sentir incómodos o les dañe. Tiene que saber que su cuerpo le pertenece y nadie tiene ningún derecho a hacer con él/ella algo que le haga sentir molesto. Aunque esa persona les diga que no lo cuenten, ellos/as tienen que hacerlo para que podáis ayudarles. Por eso es muy importante que os mostréis cercanos y les aseguréis que vais a estar ahí siempre para escucharles y protegerles y que los/as niños/as no tienen secretos con sus padres.
  •  Es muy importante tener en cuenta que cuando un/a niño/a pequeño/a cuenta que está siendo abusado no suele estar mintiendo, ya que los niños no fantasean sobre estas cuestiones.

Si os encontráis ante una situación de agresión sexual a un/a menor, hay determinados pasos que son necesarios para ayudarle:

  •  Tranquilizarle y desculpabilizarle. Lo que ha ocurrido no es culpa suya, sino de la persona que ha utilizado sobre él su situación de poder
  •  Hay que denunciar estos sucesos para que se pueda actuar adecuadamente garantizando la correcta preservación de la cadena de custodia de las pruebas y minimizando el malestar psicológico y físico para el niño, niña o adolescente.
  • Con el parte de lesiones, acudir a denunciar la situación a cualquier comisaría cercana
  •  Contar con el apoyo de profesionales de la psicología que ayuden al/la niño/a a elaborar la situación que ha vivido para que no le haga daño en un futuro

¿Necesitas ayuda?

Si consideras que necesitas consultar sobre este tema con alguien que te pueda ayudar, puedes comunicarte con nosotros para buscar orientación y puedes hacerlo a través de nuestro servicio de Chat o Email ANAR

O llama al teléfono de Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (900 20 20 10), que es gratuito, confidencial, funciona 24 horas todos los días de la semana y está atendido por un equipo de profesionales (psicólogos, trabajadores sociales y abogados).

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