En la adolescencia aparece una preocupación casi constante por ser aceptado por los demás, así como una mayor sensibilidad a los mensajes que se transmiten desde el exterior, por ejemplo la importancia de la imagen física. Esto unido a una baja Autoestima, una incapacidad para resolver los problemas de forma adecuada y una determinada estructura de la personalidad (auto exigencia, necesidad de control, búsqueda de perfeccionismo…), puede determinar la aparición de ciertos trastornos alimenticios como son la ANOREXIA y la BULIMIA.
Cualquiera de los dos trastornos son enfermedades que necesitan una intervención médica y psicológica. Por tanto, si vuestro/a hijo/a manifiesta el deseo de perder peso, es importante escucharle. Tal vez tenga razón y podría perder algún kilo, pero siempre bajo supervisión médica.
Vuestro/a hijo/a necesita sentirse querido y aceptado tal cual es. No hagáis comparaciones con otros/as niños/as o adolescentes porque lejos de servirles para superarse, les disminuye su Autoestima y les hace más vulnerables.
Sed ejemplo para ellos alimentándoos de manera saludable y haciendo ejercicio de forma regular. Enseñadles que el momento de la comida es agradable para compartir familiarmente experiencias y buscad momentos para hacer ejercicio con ellos/as.
No utilicéis la comida como premio o castigo ante una conducta que queráis modificar en vuestros/as hijos/as.
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